Hace apenas una semana que se aprobó la tan comentada reforma fiscal. Pero de entre todas las medidas hay una que me llama especialmente la atención, especialmente porque atañe a la tan constante queja de las pymes, que reclaman mayores ayudas y menos presión fiscal. Hace tiempo ya comentaba en este mismo blog que los emprendedores somos ante todo supervivientes. Y todo parece indicar que para el año que viene seguiremos corriendo la carrera de fondo que inicias cuando comienzas una empresa, sea cual sea el sector al que te dediques.
La Ley del Impuesto de Sociedades es, en este sentido, una de las barreras que se van a encontrar las pequeñas y medianas empresas, las cuales actualmente conforman el 99,88 % de las empresas españolas.
Si antes de la reforma fiscal eran los pequeños inversores los afectados por esta ley, a partir del 1 de enero de 2015, las pymes que inviertan en otras sociedades también se verán desfavorecidas.
¿De qué manera? Según la nueva legislación que prepara el Ministerio de Hacienda, se eliminará la deducción del 50 % del importe del cobro de dividendos por parte de las sociedades que lo hagan.
Sin embargo hay una excepción: esta deducción se mantiene para aquellos que controlan más del 5 % del capital de la sociedad que reparte el dividendo o si se ha invertido más de 30 millones en ella.
Es decir, a partir de ahora las únicas empresas que podrán beneficiarse de la deducción cuando se habla de inversión son casi en exclusiva las grandes empresas y las denominadas sicavs.